Prestar apoyo y cuidados en el domicilio a las personas cuando, por cualquier circunstancia, dejan de ser autónomos o se encuentran en situaciones de especial fragilidad, con actuaciones de carácter personal, doméstico, o mediante el uso de dispositivos que les permitan solicitar ayuda ante situaciones de emergencia, proporciona seguridad, promueve la autonomía personal y permite la prolongación de la permanencia en el hogar y en el entorno habitual.
En el caso de personas con discapacidad y/o dependencia, que presentan dificultades en la atención a sus necesidades o su integración social, con deterioro cognitivo o demencias, pueden recibir atención especializada en el domicilio, de carácter socioterapeútico y rehabilitador, potenciando la máxima autonomía, previniendo en deterioro y retrasando el mayor tiempo posible la institucionalización.